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La situación limítrofe era delicada, si bien cada bando sabía donde empezaba y terminaba su territorio, siempre había una disputa. Tal vez por alguna táctica milicia, las sutiles invasiones se hacían por la noche. De día, ambos eran civilizados y diplomáticos, de noche… la guerra sutil.

La cuestión era simple, solo se tornaba compleja por la avaricia de uno de los , el invasor.

Cuando la noche cubría el territorio, cuando el silencio se hacia dueño de todos los ruidos y los callaba, en ese preciso momento comenzaba la invasión. Uno de los lados, el invasor, avanzaba sobre el territorio en disputa ganando metros, centímetros, milímetros, la guerra si bien era bélica, era pacifica, no había ni muertos, ni heridos, ni armas, ni bombas, ni nada, un poco de espionaje y una sutil avanzada sobre el territorio enemigo, lo curioso era que al despuntar el sol y bañar de luz todo el terreno, las partes volvían lentamente a ocupar su sitio, diciendo… “acá no pasó nada”, hasta la noche siguiente… que volvía la invasión.

La situación era caótica, si bien durante el día dialogaban entre ellos, la conducta a seguir por la noche, y ambos estaban de acuerdo en respetar los límites… por la noche la cosa era diferente… por las noches la invasión era inevitable. Yo no sé si era una cuestión de dominio, de poder, o simplemente una hipocresía política más, solo era así, pero el clima se caldeaba más y más.

El otro bando, el que era nocturnamente invadido, estaba cada vez más desconforme, si bien era pacifista y trataba de comprender al invasor, la situación lo estaba superando.

El invasor, tenía una política diurna netamente pacifista, pero por las noches era total y endemoniadamente un devorador de terrenos ajenos…

Pero como todo… hubo el día que llegó al límite, el bando invasor estaba esperando la noche para cumplir su tarea, y el invadido esta vez….lo estaba esperado. Atrincherados ambos bandos esperaban el momento propicio. De pronto, comienza la avanzada invasora a devorar terrenos, el invadido espera sigiloso en su terreno y lentamente empieza a ceder territorio para no levantar sospechas en el enemigo. La idea era simple, dejarlos en evidencias para que por la mañana nadie niegue nada, el golpe era perfecto, estrellarlos con la verdad, la cruda verdad. Lentamente la avanzada fue ganando terreno, hasta llegar incluso a lugares donde nunca había llegado, el enemigo tragó el anzuelo hasta la garganta, el plan era perfecto y se cumplía a la perfección.

Cuando ya estaban lejos de su territorio y totalmente en el territorio ajeno, se escuchó tronar una voz, que hizo despertar hasta las aves que dormían placidamente en las ramas indiferentes de los límites territoriales.

La voz era potente y provenía del general invadido, quien dijo:

A VER NEGRITA, OTRA VEZ ME ESTAS ROBANDO MI MITAD DE LA CAMA!!!!!!!!!

Silencio…. el enemigo notó la irrefutable veracidad de las palabras y apeló al uso de su arma más potente…:

Es que desde la otra punta te siento tan lejos….

 Acto seguido ella lo abrazó dulcemente…. Él quedo vencido en sus brazos, y entendió que en la cama no hay limites… en el amor no hay vencedores ni vencidos, solo un terreno de dos, y para dos….

A la noche siguiente…. Él ya le había hecho espacio para que ella lo abrazase y así poder juntos conciliar el sueño.

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