miércoles, 11 de marzo de 2009

Infanticidio en primer grado

Tras los violentos golpes de un martillo de madera sobre un escritorio, se oye una voz potente y autoritaria decir:

Silencio en la sala o desalojo el recinto.!!!!!

Rápidamente obedecieron, entonces el juez retomo la palabra:

Estamos acá para dictar sentencia a Manuel Ilaio, acusado del asesinato de un niño, y no cualquier niño sino de su propio niño, su niño interior.

Frente al juez y parado, un hombre de traje gris y corbata bordó mira atentamente como se desarrollan los hechos, con cara de asombro pero con una seriedad y solemnidad propia de la situación.

El juez, tras una breve pausa concluye:

Por tal motivo y en vista de que se lo declaró culpable, le daremos la máxima condena por el delito cometido.

A partir de hoy usted:

No disfrutará de las caricias de sus hijos.

No entenderá para qué jugar con ellos.

Perderá los ojos de la inocencia que siempre nos permite redescubrir a nuestros seres queridos.

Pensará sus emociones.

Perderá la curiosidad, motor vital para lograr nuevos descubrimientos.

Su cuerpo se enfriará, perderá todos los besos y caricias recibidas en su infancia por padres, abuelos, tías y demás.

No sabrá interpretar las mágicas formas de las nubes.

Será la estatua sin emociones en las reuniones de sus amigos, por no saber tener el humor infantil en ellas.

Perderá la memoria de su niñez.

Perderá el sentido de reyes y papá noeles que lo visitaron y le dieron ese toque especial en su infancia.

No sabrá ser honesto, ni será amigo, ni compañero ya que esos valores se forjan desde niño.

Será un ser que, del trabajo a su casa y viceversa, verá pasar sus días.

Protestará por la lluvia.

Será solitario ya que su compañía no le será agradable a nadie.

Perderá la espontaneidad  y se regirá el resto de su vida por reglas estrictas y mandatos de superiores.

 

El tribunal, que ansioso esperaba la sentencia, quedó pasmado ante la crueldad de la misma, pero apoyó al juez.

El acusado comprendió casi instantáneamente el amargo destino al que estaba sentenciado, intentó decir algo o llorar pero ni eso podía hacer.

La gente lo dejó de lado, no existía para nadie y solo en su cuarto en un rincón a oscuras trataba de llorar, de sentir que era inocente, pero no podía….se dio cuenta que mató lo más sagrado para él, su motor de impulso.

El silencio lo carcomía, caía en él como una pesada bruma que lo asfixiaba.

Encerrado en ese estado, escucho el eco de una voz que decía:

Despierta, 1, 2, 3.

Al abrir los ojos vio a su psicólogo el Dr. Strauss, que le dijo:

La mejor manera de sentir las experiencias es viviéndolas, ahora sabe lo importante que es la niñez interior, ya hice mi parte ahora le toca a usted.

Se paró, y salió del consultorio, entre cavilaciones.

En la calle, sintió algo y esta vez no lo reprimió. Agarró una piedra y entre el cielo y la tierra, llegó a su casa saltando en diversas rayuelas que marcaba en su camino.

Mientras en su consultorio, el Dr. Strauss anotaba en la ficha, Manuel Ilaio, terapia de Hipnosis, como resultado hoy es un EX AUTOINFANTICIDA.

 

 





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6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola!!......siempre leo lo que esrcribis y me encanta.....sos un gran escritor, sin duda....logras trasmitir lo que sentis al que lo lee..besotes y exitos!!!

Mar dijo...

Magui:

Gracias y bienvenida, desde Bariloche a Buenos Aires, tu comentario voló y llego hasta mi. gracias por tus palabras, y vamos por mas ....

Anónimo dijo...

Qué cosa! siempre hay alguien que te juzga. Ay la culpa...
Es una broma (o no).
Estuvo bueno.

Mar dijo...

Chino:

El peor juez siempre es uno mismo cuando la conciencia es inquieta. gracias

Anónimo dijo...

Muy bueno!! Creo que refleja la ola de inseguridad que cada vez es más grande.

Mar dijo...

Inesita:

EXCELENTE TU COMENTARIO!!!!!!!!

simple sintético, y con mucho entre lineas...
Cierto en un 100% quien mata a su niño interior padece de INSEGURIDAD!!!!
fantástico.
sin nada mas que agregar... besos