viernes, 24 de abril de 2009

Armando su amor

Armando era un tipo simple, venía del luto de una relación de pareja, transitaba en la vida entre la nostalgia y en anhelo de terminar con ese estado emocional.
Un día, en un intento de matar su aburrida monotonía, incursionó en el mundo de los Chat, miles de nombres y nicknames llenaron la pantalla de su PC, pero hubo uno que destaco del montón, un nombre que le recordó su viejo amor perdido y la curiosidad fue más fuerte, hizo click y comenzó la conversación con esa muchacha de nombre bíblico.
Ella en ese momento, empezó siendo simplemente un nombre, un ser desconocido en ese ciber-mundo. Las cosas se fueron sucediendo, primero un nickname, luego unas imágenes fotográficas, más tarde un número telefónico, y recién ahí ella fue una persona, las imágenes vistas se fundieron con las palabras escritas y leídas, como cierre, le sumó su voz, otra vez estaba envuelto en el maravilloso mundo de las expectativas del amor.
Todos los días en horarios diversos hablaban durante horas y horas haciéndose compañía mutua, mitigando en el otro la tristeza de las historias pasadas.
Ella era una hermosa rubia de ojos marrones y dulce sonrisa que vivía en el sur del país, solo 1400 kilómetros los separaba, pero eso no los desalentaba, como bien una vez le dijo a ella, “El tiempo y la distancia son solo para la física aplicada, por eso es que no limitan el campo del amor”, locos por el otro disfrutaban el día a día con la dependencia típica de los enamorados.
Soñaban con encontrarse, con estar juntos, con ver qué sucedía entre ellos cuando los cuerpos se toquen, pero hasta ese instante era solo un sueño, uno muy deseado, pero un sueño al fin.
Pasaban los días hubo webcams, noches largas de charlas intimas, llamadas telefónicas, mails, fotos, todo lo que la tecnología les proporcionaba para acercarlos era usado por ellos, hambrientos de tenerse cerca a como de lugar. La pasión empezó a crecer cocinándolos a fuego lento. Ella rodeada de nieve, lagos y paisajes maravillosos, que no lograban distraerla de su corazón que ansiaba estar en la famosa capital, él en cambio, rodeado de las luces, negocios y todo lo que a cualquiera puede distraer, ansiaba poder ir ya al paraíso nevado para recibir solo el calor de su amada. Así transcurrieron los días, tortuosos, era un callejón sin salida, pero siempre hay una luz en ese pasillo oscuro y ellos no eran la excepción. Llegó el día que se juntaron, aún hoy recuerda la ansiedad de la espera, el sabor del primer beso en la mejilla, el temblor de las manos cuando se tocaron por primera vez, el primer beso en los labios en puerto madero, su primera salida, y su primera noche, llena de pasión y nervios, pero desbordada de dulzura, así transcurrieron los 14 días que estuvieron juntos, encerrados en su casa como si fuera un castillo que los protegía de esta sociedad que castigaría tremenda aventura.
Vivieron desnudos todo ese tiempo, entre películas, mimos, duchas, almuerzos, desayunos cenas, sexo, música, eran libres como nunca lo fueron antes. El tiempo, indiferente a tanta felicidad, no detuvo su andar y llegó la despedida. Ambos estaban encerrados en si mismos para no hacer sufrir al otro, soñaban con volverse a ver, pero la vida pasa, los tiempos pasan y lo que no fue hecho ahora no será hecho mañana, y así fue. Él lloraba por dentro, ella soltaba con libertad sus lagrimas, él no supo qué hacer ni qué decir, ella esperaba de él alguna palabra mágica y sanadora pero en su interior sabía que nada haría cambiar el momento que estaban viviendo, todo lo bello se tornó tormenta, toda la magia fue disipada en un viaje de regreso, dos seres quedaron a medio camino entre la felicidad y la soledad de la distancia. Su regreso fue húmedo y salado, ella solo se alimentaba de lágrimas, él tuvo una distancia más corta, pero la amargura le duró 3 viajes de ella. La cama vacía, la casa sin vida, recuerdos en todos los rincones, su olor, sus puchos, las fragancias de sus perfumes, la dolorosa experiencia del divorcio con amor.
Hoy lo vi en un Parque Nacional de nuestra Patagonia, transitaba en el bosque, como un alma en pena, la busca ansioso con sus manos apretadas en su corazón que es el porta retratos que usó para conservar la imagen de su ninfa del sur, ella en cambio esta en Buenos Aires, sola perdida sin rumbo buscando a su amado Armando en la ciudad, recorre las cuadras infinitas deseando que el destino los vuelve a encontrar.
Solos, deambulan y tratan que el destino se apiade de sus corazones y repiten sin cesar la misma frase todas las noches.
“si hubiera hecho…..”

La vida y su hermano, el destino, nos enseñan cosas a cada paso que damos, algunas lecciones son mas duras que otras. Igualmente me uno al deseo de estos dos corazones desencontrados. Tal vez, caminando sin rumbo, se vuelvan encontrar y el mundo se estremecerá ante la explosión de amor del abrazo infrenable que los enlazará y ese día los que hoy de burlan de su deambular verán esta imagen como un maravilloso cuadro y lo titularan “La ninfa del sur armando su amor”, sin comas que los separen.



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2 comentarios:

Gonzalo® dijo...

Mira vos.. al final me tome el tiempo de leer y justo me vengo a encontrar con este cuento.. justo yo..jaja ya sabras porque lo digo..
Muy bueno
Me voy a tomar el tiempo mas seguido para leerlos!

Mar dijo...

Gonzalo:

Una alegría por partida doble, primero que bueno que te tomes el tiempo para la lectura, eso nutre y mucho, segundo la interpretación que le das,... espero que te alivie la carga...

para concluir mi mas cálido bienvenido a parte de mi, la parte cada vez mas poblada....