lunes, 8 de junio de 2009

La cena

El aroma era intenso, la fragancia de la comida subía desde el plato hasta sus fosas nasales, lo extasiaba, cuando abrió los ojos se maravilló con su entorno, era digno de reyes.

La mesa de madera rustica con platos de plata y ónix, los cubiertos eran de oro y marfil, y las copas de cristal, las paredes de terciopelo, dos columnas de marfil sostenían el techo del que colgaba una araña de cristal, la mesa era perfecta, el entorno no se quedaba atrás. Bajó la mirada y vió el plato, un manjar digno de los dioses estaba esperándolo, lentamente inhaló la fragancia de la comida recién hecha, y antes del primer bocado tomó un sorbo del vino blanco, que en estado fresco, lo esperaba dentro de la copa. Degustó el vino, no por educación ni etiqueta, simplemente por el placer de sus sabor, y premió a su paladar con los sabores de las uvas y fermentación que fueron necesarias para fabricarlo, tanto sabor en un solo trago, en un solo sorbo.

Tomó sus cubiertos y con una delicada presión del cuchillo, cortó el primer trozo de la carne, la cual no estaba ni cruda ni quemada, el punto justo, tierna, con sabores nuevos que su paladar recién hoy empezaba a descubrir. Masticó lentamente, saboreando las mezclas de la carne, su condimento y su saliva que lubricaba la futura digestión. Todo su cuerpo se extasiaba con los sabores, era un rey o al menos así se sentía, tal vez porque solo estos manjares eran dignos de la degustación de un rey.

Mezclaba pausadamente un bocado y un sorbo de vino para agregar más sabor a lo que ya de por sí era lo más sabroso que había probado en su vida. Sus ojos permanecían cerrados no quería agregarle trabajo a sus otros sentidos así que solo se dedicó a oler y a saborear, el éxtasis lo llevó a anular su vista, a tener los ojos cerrados, y a perderse en la intensidad de su estado aislándose de los sonidos.

El proceso duró un tiempo, al menos así lo creyó, porque se había abstraído del paso de los minutos, horas, días, segundos, años, meses, todo se detuvo, era en si su momento, el cual era digno de disfrutar en intensidad.

El calor de la comida era contrarestado con la frescura del vino que ingería de a sorbos espaciados para refrescar y aromatizar su aliento. Todo estaba detenido, todo estaba flotando, todo estaba?, esa fue su primera pregunta. Su mente comenzó a recuperarse y entonces se percató de su aislamiento, todo estaba como lo había dejado en el justo momento en que cerró sus ojos? La duda era grande pero no lo suficiente como para interrumpir su ritual, porque si en algo se había convertido esa cena era en el ritual de un bocado y un sorbo de vino, pausado, lento o mejor dicho aletargado.

Un leve zumbido comenzó a sonar, no le prestó atención al principio pero luego de un rato ese zumbido tomó la forma de una frase, una voz, una voz familiar, y no pudo evitar prestarle atención, por la cual salió del éxtasis.

La voz le decía  “¿y CUCU te gusto?

Abrió sus ojos… se vio en su casa, en el comedor, su compañera estaba frente a él con un lindo delantalcito negro que decía “me gusta cocinar…y que?” , fue ahí cuando regreso a su realidad, su CUCHULINA le había cocinado su primera cena en la casa, y el sabor lo llevó de la mano para que la imaginación tuviera rienda suelta por los rincones del mundo.

Ella lo miró esperando su respuesta, no supo qué decir, las palabras no alcanzaban. Solo atinó a responder, “te pasaste cuchu” y de postre ella le regaló la más dulce de las sonrisas mientras se sentaba a su lado para poder cenar juntos.

Yo los miro, linda imagen el cucu y la cuchulina, cenando un manjar digno de ellos, los reyes de su palacio, simples habitantes de un mundo sencillo que tan solo es especial ante la mirada de sus corazones.





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8 comentarios:

Augusto dijo...

Ahh, bueno; pero que cambios ha logrado la Cuchulina. Recuerdo cuando vorazmente comías todo lo que encontrabas, sin prestarle atención a los sabores, y mucho menos a la presentación del plato..., o de la mesa. Ahora si te voy a invitar a comer más seguido!!!!!

Mar dijo...

Agus:

como siempre yo iré gustoso pero si queres también invito al cucu!

Sabrina dijo...

Que romáaanticoo!!!!!
Pocas son las cosas tan gratificantes como los halagos a la comida!!.. sobretodo, cuando inventamos porque ya se nos acaban las recetas y llegamos a la mesa pensando si se podrá comeerr!! jajaja!!

Mar dijo...

Sabrina:

solo un buen paladar puede degustar mas allá de la comida hasta llegar al corazón de la cocinera!

Inesita dijo...

Muy bueno !! Cada uno construye su propio imperio

Mar dijo...

Inesita:

es cierto, bocado a bocado...

chino dijo...

Maravilloso!!! Estaba leyendo con toda la atenciòn, me había transportado al ambiente descripto y saboreaba el vino, te juro, hasta creo que el vino era torrontés, hasta que leo "la pregunta". Estallé en una carcajada. Maravilloso de nuevo. Me produce mucha alegría que estén en ese palacio disfrutando de manjares. En algún momento podrían compartirlo, no?

Mar dijo...

Chino:

Haré llegar tu solicitud al CUCU y a la CUCHUNINA y tal vez hasta me anote yo para esa histórica cena...