Entró al consultorio del Dr. Strauss, psicólogo, a quien seleccionó de su cartilla de prepaga.
Se sentó frente a él y lo miró a los ojos.
Strauss, hombre delgado con una prominente barba, le devolvió en silencio la mirada por un rato, y luego le preguntó:
¿Para qué viene a una consulta?
¡No sé!, fue su respuesta más sincera, pero arremetió, ¡busco preguntas nuevas!
Strauss sonrió levemente y disparó su pregunta habitual,
Y qué hace usted con eso?
Él sin pensarlo soltó, ¡vengo a consultarlo!
Ambos se miraron, escrutaron al otro empezando por los ojos hasta llegar al incierto interior.
Tras una breve pausa, Strauss dijo:
Amigo esto es solo psicología, usted debe hacer terapia en el consultorio de la vida… Allí están las preguntas, acá solo vienen los que no saben que hacer con repuestas interiores a esas preguntas.
Se levantó, firmó la planilla de la prepaga en donde quedaba asentado el servicio dado por el Dr. y se dirigió a la puerta, cerca de la salida se pegó media vuelta, para darle la última mirada a Strauss… y solo vio su reflejo en el espejo, el espejo de su baño, el baño de la habitación del Cotolengo…. Y se dijo para sus adentros… nada es mas cuerdo que la locura…. Ahora a volar…. Y se tiró por la ventana.
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4 comentarios:
Buena foto la del Dr. Strauss.
imaginé al DoctorStrauss viendo al hombre salir por su ventana, y al segundo decir en voz alta "...el que sigue!"
excelente mich
Adri
gracias, vamos por más
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